Un dibujo

Lo austero y lo festivo recorren el ritual abandonado, deseando que mueran los devotos pasos. Los ritos repetidos se desangran debajo de la mesa; la lluvia lava los rastros de la sangre, del encuentro, de tu voz, de nuestro oficio.
Caminar en una vez, en un sólo recorrido, todas las veredas. En las intersecciones de las calles tu ausencia y la mía presentes en el brindis de los otros. Nadie la nota, se desliza de vaso en vaso y termina en las copas del bazar de otro pueblo.
Los insectos se comprimen en un salto, en la máxima expansión de sus miembros. Se estampan de lleno en las superficies, alargando su esqueleto.
Adormecerme en el desencanto y a medio despertar completar el sueño. El realismo mágico, los juegos de mesa, el feriado. La cama de alguien, la almohada de alguien y ningún despertador a mano. Lo húmedo de la tierra asegura que hubo un pasado, o por lo menos que una lluvia antecedió este momento.
El contenido sin forma aparece ahora de la manera más precisa.
La oscuridad relegada se impone, come la sombra de la mesa, esconde las tazas, confunde la distribución de los muebles. No hay pedido en eso, no es una señal, no acompaña a nadie. Es lo oscuro tocando el piso, las paredes, la madera, los oscuro recuperando un sitio. Es una oscuridad falsa, no traga todo, empaña el mobiliario y no deja recortar las figuras. Es una invitación quizá a las velas, a las luces chiquitas del bajo mesada.
Una oscuridad que no opaca lo brilloso.
Un tiempo de segundero, de reloj de pared.
Un texto sin palabras.
Una enumeración vaga.
Quedan
la luna y su imperio, enorme tiene la sombra más deliciosa. Huéspedes suyos el viento y todo lo que no es olvido.
¡Deténganse transeúntes! -vituperan los pájaros- Amen el barro, sométanse a lo cálido.
Bichos enérgicos.
Me pierdo sin hacer caso, con la razón a cargo de los pájaros. Camino por la calle despacio, lo que me trae no es ninguna directriz, es una costumbre malsana. Nadie le enseñó a morir a las plantas de interior, regadas durante la sequía. Mansos son los malvones, incapaces de impedir mi avance que es puro retroceso.
Lo insurrecto también se desanima en un sector debajo de la mesa.

Eso que no sabías

Existe un nexo palpable que une nuestros espacios, la biblioteca es su sostén. El libro que me transfiere tu sentido, el mismo libro que tenés vos. Con el separador te marco los límites, te pido amablemente las cosas que me gustan, construyo barreras sorpresivas, previstas pero audaces. Subrayando con el resaltador armo los puentes.
Nuestros libros repetidos marcan hitos; nuestro preferidos son invitaciones, ventanas sin rejas. Callados guardan orquestas, simulan lejanía. Se pasan entre sus hermanos nuestras imágenes, las comparten y nos reconocen.
Los inquieta y llama su atención la casualidad. Verme a mi frente a ellos en otra biblioteca; a mi, no la imagen que saltó el separador y se acomodó en otro estante para poder llegar a otra biblioteca esta vez desconocida.
Bailé, bailé, bailé...vi el container de libros y quise nadar. Me dijeron que no me podía llevar ninguno pero que había una forma de que me pertenecieran. A escondidas robe uno y pequé al abrirlo. Entre a una habitación en la que ya era de noche, en la biblioteca vi al libro hermano, quizá éste un poco más usado.
Entrar en tu libro hermano, primo , sobrino y entrar en tu casa de ayer, en la de ahora o en la de mañana. Irrumpir no. Dimos permiso cuando sacamos el libro del cajón  y lo pusimos en la biblioteca. Observar el espacio que habita y es habitado.No es tu intimidad la que me interesa, es el aire que llena tu espacio.

Uno, dos (inconcluso)

¡Buenas noches y buenos días silencios silentes!
Que descanse con ustedes el bosque maldito
morada de nuestra presencia
donde elegí los arboles más frondosos.

Tu perfume arrinconado en la maceta
de una enredadera no trasplantada.

Una vez me contaste un cuento,
intento repetir sus partes, lo completo.

Llevo la maceta a lo árido,
no voy a dejarla en el bosque.

La trasplanto.
Para no regarla más
Para no saludarla cada mañana
Para que se haga salvaje, para que se haga cosmos
Para que ampare y de sombra a algún nosotros.

Lo que el viento disponga

La canción de cuna, el canto de los grillos.
Yo canto.

/Ya no duerman seres ajenos.
Sobrepasen la capacidad del balcón,
ahogensé como otrora lo hiciéramos juntos.
Superen en número a las hormigas, 
incinerenlas al sol,
recuerdenles su condición social
repitanle hasta el hartazgo nuestro abandono.
Seres mundanos
busquen atajos,
colapsen los poros,
ábranse paso por la enorme estepa
de mis decisiones muertas.
Abóguense con esmero a la guerra,
siembren terrenos infértiles.
Hachen los bosques malditos
y no retengan jamás al roble
ni a ningún arbusto por más insignificante que sea.
inconclusos, concluyan conmigo.
Sigan el mandato que no dicto.

Permitannos el descanso./

Manifiesto

Viento enfurecido.
Sangre que mana de las napas del litoral
y se extiende por el paraná.
Camalotes estancos,
comerciantes de arácnidos.

Magnífica urbe.
A entera disposición.

41

Apagá tu luz fresia
abrile paso a las flores de estación.
Destrozá mis reyes,
y a los de las cosmópolis ajenas.
Descreé en los feriados.
Destruí el acuerdo con el verano
y pensá en el despilfarro,
en el barro
en lontananza.
Yo te voy a llorar
con la cercanía descarada del verano
y la lupa sobre la piel.
Llorarse y empaparse por completo
hasta regarte bien.

La institución de lo concreto

fabriqué un dispositivo para los sonidos.
hasta ahora diciembre nunca se había repetido.
no tener ninguna intención de visitar.
la madreselva del fondo se secó.
quererte.
a la enredadera sólo le falta cubrir un cuarto de la pared.
reincidir.
las catedrales silenciosas, enormes y pasivas.
desnudarte.
destrozarse, triturarse.
terminar con la espera,
cruzar nuevos puentes colgantes
y cortarle los hilos.
dormir la siesta.
escapar.
no preguntar nunca.
lo espiralado tiene un punto,un fondo
en lo más lejano de su centro.
ella no me agrada.
anestesiarse.
decir desde la.
abstracción.
no tener en claro quién es.
abrir el paso.
la confirmación.
acompañar los días.
-inocente (con voz clara y firme): culpable.
Propiciadora.

Fantasma

Acá,
lo austero y reiterativo del cemento
incita a escaparse en la madrugada,
abrir una a una las canillas
e inundar el casco viejo de la ciudad.

Piedra libre fantasma.

Tu ciudad nació intencionada,
la mía fue una aglomeración de sucesos fortuitos y adoquines.
¿Qué vas a saber vos de nuestra patria
si nunca quisiste escuchar nuestras historias?

Olvidate vos mismo si ése es tu deseo.
Recorre envuelto en sábanas las casas de hermosas señoras,
los cascos de caballería
las carretas embarradas.
Los vivos escapamos hacia delante
regalando flores a quien pasa,
deshaciéndonos del entierro inmaduro.

Tu tribu se apelotona en la ventana
y vos seguís en el reparo de la parra.
Si por lo menos hicieras vino
para convidarme en el frío invierno.

Contame que hay de ancestral en vos,
a que cortes impactaste con tus pecados,
qué clase de manifiesto te trajo a este río.

Te desnudo en una tregua, un acuerdo tácito.
Recorro las arrugas con los dedos,
tus pliegues.
No estás muerto.
Si querés seguí buscando tu suerte
ajena a los días que corren.

Miles son las sábanas que rompí para tus trajes,
las camas quedaron peladas
y los cuerpos al descubierto.

Bienvenido fantasma,
piedra libre a tu alegría
a tu sangre nueva.

Corriente subterránea


Asiste a su entierro paulatino.
El polen que revolotea en la pala
propone nuevos nexos
que le fastidian la memoria.

Suspira,
recorre cada uno de sus vestidos,
rememora el entramado que producen sus dedos cuando le acaricia el pelo.

Cada suspiro es una gramo de tierra más
cada pensamiento es un gramo de tierra más
cada abrazo es un gramo de tierra más
cada sonido es un gramo de tierra más
cada gesto es un gramo de tierra más.
Enterrala más rápido
para que no pase frío de noche.

El cura no repara demasiado en las palabras
aunque están elegidas cuidadosamente
le da lo mismo que sea una boda o un entierro.

Piensa en desenterrarla, bañarla, comprarle un vestido nuevo
y llevarla a la cama para susurrarle una canción de cuna.

No había reparado en lo que dura la ceremonia.
Despierta su ansiedad.
Su pensamiento por fin deja de sostenerse.

¿Cuánto tiempo puede demorar en abrazar la tierra y llegar a la corriente subterránea?
Quizá sólo sea cuestión de una decisión,
una intención a penas deseada
que genere el descenso.
Se estremece y cae a cuenta de que hacía mucho que algo no le preocupaba.
Una gota de sudor le hace cosquillas en la barbilla
para reafirmar su descubrimiento.

Cuánta pena le da a la gente
que no entiende de corrientes subterráneas
y pretende darla por enterrada.

Dejá de buscar los mejores lirios
de dibujarla
de mirarla en las nubes más blancas de la madrugada.
Fingí sólo para ellos que está enterrada,
que sí ella abraza el barro cálido
no habrá más alabanzas.

Sigiloso

La primera ola, del primer verano, del viento que trajo el invierno, del otro lado del continente inventado, se despliega ante nosotros. Suspiramos ya abatidos de la ansiedad de abrazarla.
El mundo de las medusas se extiende ahí dentro.
Nuestro zoológico, las aves que conforman nuestro codos, las hormigas de nuestras rodillas, los lobos del pecho...la fauna entera arremetida compite con la densidad del agua. Algunos se agrupan en manadas ante el temporal.
Los finos hilos de las medusas despiertan a los osos que todavía hibernan. Despiertan atónitos, atragantados de espuma.
La marea baja y entre las algas quedan los vestigios de la matanza. La espuma descansa sobre los poros de la piel, que ahora es sólo piel; dermis, epidermis, vasos y cápsulas.
En el horizonte se retiran las medusas para reanimar otros hábitos y en esta línea divisoria del otro continente inventado, la piel y el sufragio de lo atávico.

36

Pájaro atento
que suspiras tus trinos
que el viento te agarre desprevenido.
Que a tu reino magnífico
lo derrita sol
y sobre tu realeza
pese el desencanto.

Sencillez.

Cardumen en movimiento.
De los ángulos de las piedras, 
de los recovecos,
surgen tras el monzón.
Se proyectan en su nado.
Una manada de ciervos
te da la bienvenida.

34

Intruso,
no festejes el exilio descansando en lo fortuito.
Lo recóndito está acá
en mi cuello.
No te desangres en su cama
cuando me deslizo de ella a escondidas.
No me sigas en puntas de pie
si reposo en olvido.
No finjas más tu familiaridad.

Los animales tienen sus propios ritos,
se desploman en nuestra jaula
de adornos tejidos.

Los que no dormimos nunca despertamos

Ella me pide que construya sus juguetes,
desabroche su camisa y le enrede el pelo.
Me escabulla en sincronía con la campana de la iglesia
y salte de a dos los escalones.
Del asfalto a la polvareda,
otra covacha que ya no es tan cómoda.
Los insectos dueños del árbol
sostienen mi siesta y confirman el amanecer
de un pueblito que es más mío que nadie.
Ella conoce todos los cuentos de la biblioteca
y tuvo tiempo de cambiar los desenlaces antes de mi llegada.
El piso de madera se astilla de tanto que ríe
y su rechinar nos sirve de canción de cuna.
En el sueño por fin te abandono
vuelvo a mi país de humedad y autonomía.

33

No hay sopor en el bosque
ni tantos árboles.
Los inmensos se agrupan en sectores
y por designio sólo algunos caducan en el agua
Contienen en si el poder del tiempo absoluto,
tienen la capacidad de detenerlo, engramarlo
y utilizarlo a su antojo.
Capacidad que en los árboles vivos sólo tiene su savia.

32

En tu boca una palabra
que no es mía,
a la que renuncio.

31

Afonía que incumbe
¿Cantás para otros?
Mi baile es un artificio que nace de unas cuerdas vocales inventadas.

El Retiro

No hay plegarias para los arquitectos.

Al dejarse perseguir por la lejanía
las cosas se desploman.
La caminata deshace las ciudadelas,
despierta a los niños en otros cuentos.

Dice algo e irrumpe el silencio
coarta el derrumbe
vuelve el revoque a las paredes
y se hacen imprescindibles los arquitectos.

Supeditados al espacio,
no saben atesorar el tiempo
corroer las rejas y los postigos
y desbandar el preludio de macetas
que siempre acompaña a los balcones.

Construcción del abrazo,
no hay plegarias para los arquitectos...

29

Tu mano gira sobre su propio eje,
pasa el meridiano de mi lunar
y hace que se suceda un día en nuestras cinturas.
Tiempo atávico.
Mi pecho rota sobre tu eje
y provoca una semana en el tuyo.
Letargo, traslación.
Dormir siglos en tu cuerpo.
Sin gracia la humedad rellena los huecos
que carecen de espacio y tiempo
(No sé si los cuerpos carecen de geografía
o se aturden con los mapas)
De su agua florece el musgo
que cría cuerpos
y sostiene muros.

extranjera

es bueno saber que no voy a estar tan sola
rodeada de desconocidos
sosteniendo carteles de bienvenida ajenos
suspirando sus perdidas
y clamando sus miedos

27

los espacios de duda

Creo que.

No sabemos cuanta vida anida en nuestro suburbio.
La humedad y ella se desnudan en tu cierto y desaparecen a medida que se va el invierno.
Mis cosas se suceden en otros climas más secos, no ajenos y añejos por eso.
Las anotaciones son como máquinas del tiempo
y la memoria es condición de exilio.
La tranquilidad que acompaña al viento más fuerte te trenza el pelo,
para que me sonrías con nuevos hábitos.
No hay esteros suficientes para contenernos.

Fragmento

Que me conozcas desde lo chiquito, lo más débil.
El adorno le falta el respeto a las palabras
y ellas mismas son las que se quejan cuando les falta veracidad.
Tomá esto ahora, cuando todo es inconcluso
y no llegamos a los cinco minutos de danza.
Ahora, antes de que me des un beso y me cubras con tu pullover.
Ahora todo en ésta sonrisa.
antes de que nos bajemos del colectivo, abramos la puerta
y descubramos que hay gente que también nos estaba buscando,
nos rodee de amabilidad y no tengamos ninguna excusa
para volver a viajar.

Resilencia

Tenemos la costumbre de rememorarnos
sólo cuando estamos enfrentados,
la capacidad de reconstruir barrios enteros
con sus esquinas y cada no de sus habitantes.
(Si supiera que para bailar sólo tengo que desenredarme el pelo)
Disidentes.
Construimos sentido sobre las mismas sombras.
(Con la perspectiva entretenida de que me ponga el vestido y desnude mis pies)

Atizar la musculatura para producir espasmos.
Seguir profiriendo exclamaciones,
recursos caseros para desenlaces ínfimos.

Ida y vuelta de mi mano a la cintura.
Configurar un baile ambivalente,
multiplicidad de direcciones y sentidos.
Gravitar con la fuerza del peso.
Dibujar con tiza en el aire
para que se borre con la lluvia.
(el material sólido se derrite a altas temperaturas)

A efectos de nada por efecto de alguien.
Flotamos por un instante en el puente que va de un segundo a otro,
cristalizamos ahí las dudas,
las metemos en una bolsa de consorcio,
la sacamos a la calle antes de que pase el basurero
y superamos el asunto.


Esperá para decir:

Miró el complemento de las pirámides, las esfinges a tus mapas
y los dibujos de tu cuaderno de viaje.
No se preguntó donde guardás tus cosas
ni le interesó lo que había en las cajas,
ni siquiera las anécdotas familiares
y las inasistencias a los festines inconclusos.
Tampoco las declaraciones en prosa,
los puntos y las comas.

Preparó tus comidas,
ocupó todas las ausencias
para el sinfín de bienvenidas planeadas.
Descosió toda la ropa para que no
desaparezcan las costureras.
Puso al día los almanaques y esperó
hasta el último día, del último mes
para decir:
Cariño, Penélope murió.

22

Una galería colonial encierra el cuento que no escribí.
En el monte de frutales duermo entre los cítricos para despertar como el eucaliptos, sin nada de corteza.
Capaz comparta el eco de una canción cuando vuelva, una de esas que suenan desde ayer, que tienen olorcito a nostalgia  y se cocinan en los hornos a leña.
Capaz me resguarde en la alameda hasta que se acabe el viento.
Segurocapaz.
Me entrevero entre lo verde porque alguien dijo que tenía tiempo; y yo le contesté que si, sólo para venir hasta acá. Tenía razón.
Alguien me dijo: "Me encanta el silencio que dejás entre las palabras cuando cantás, el perfume de todas tus plantas; todo discurso, todos tus movimientos me recuerdan a algo viejo". Me replicó tantas cosas que le regalé una almohada y la siesta eterna en el sillón.
En definitiva Morir es una palabra en plural, contar con que vas a cuidar mis cosas, doblar mi ropa y hacer dormir mis libros.

Mientras tanto

Cuanto silencio circunda nuestras distancias.
Somos aquello que queda,
el resabio de la fiesta familiar.
Un recuento siempre a destiempo,
sin acento;
el tiempo fuerte de la nada,
la coartada perfecta.
Un sinnúmero de esperas nos convoca,
como si la grama y su espesura
reemplazaran el abrazo debido.

20

Yo ya no soy norte de nada, soy lo que queda del sur de mi sur, un recoveco al costado de mi proyección. Los pájaros migran a un costado mio.
Nosotras, las que habitamos ese sur, sabemos esperar, gravitamos en el instante que va de un segundo a otro; y mientras tanto observamos. Para nosotras sólo existen las mañanas, que son eternas, y el resto del día es excusa. Seguimos a los pájaros al navegar, hacemos pie en el sur, el otro sur, con el bote anclado en esta orilla. Migramos en busca de las primaveras.
Nosotras también jugamos en el puerto y descargamos barcos, seducimos a las putas y nos enamoramos esporádicamente. Pero ante todo, esperamos.
Miramos para arriba y cuando ellos están a punto de atravesar la coordenada cero, cuando afilan los picos y extienden y proyectan sus alas...ahí los seguimos, directo a nuestro sur, donde el hielo es más cálido y el aire reconforta.
La gente del puerto ríe y saca amplios pañuelos para despedirnos. No hay nostalgia, no hay pertenencia, para ellos no existe otro sur.

19

Voy a recolectar las palabras que nunca dije
y nombré tantas veces.
Te voy a regalar un sin fin de excusas
transformadas en esas mismas palabras
para que nunca tengas que asomarte a mi ventana.
Crear plazas y parques
así tenés otros lugares para mudarte.
Voy a regar verbos y actitudes
y a hacerte un pedido en mi propia clave morse,
metáforas inconclusas,
intenciones con dirección oculta.

siempre.libro.cruza.amor.madera.esperanza.cariño.fiesta.anécdota.desayuno.fluidez.
cortes.ella.limpiar.perro.fuente.caricia.ventilador.cuerpo.quererte.orquesta.estática.familia. carne.vidrio.esperar.disipar.abrazo.infinito.etcétera.

Ahora, hoy es costumbre

Cuando el espacio es tan grande
todo puede reducirse a un cuarto.
Las acciones se achican
y yo soy el espacio  intermedio
que habita entre mi decisión y mi desierto.

Intención pura
ajena de movimientos.

Despotricar.
Ser un conjunto de individuos
todos apretados en mi pecho
y confesar que mi patria es grande.

Los que no duermen

Vos apareces en la habitación casi mágicamente, de manera inoportuna. Los grandes se preguntan porque tus manos están acá, apoyándose en mi almohada, y los más jóvenes me preguntan quién sos. Les invento una historia simple, algún familiar lejano, un viejo amigo que vino de visita.
A los viejos los ignoro, que no me vengan a hablar de destino.
Espero a que las sábanas estén tibias, te traigo un te. Descanso un rato enredándome en tu pelo, casi un año.
Ya limpio te acompaño hasta tu casa. El barrio parece intacto, hasta los bichos conservan su puesto; sólo las hojas se renuevan. Me acuerdo de un libro que una vez me regalaste, un cuento sobre la distancia, algo así como desplomarse delante de cualquier árbol y regalarle algo alguien por cada hoja que cae. Sublimarse y desaparecer. En ese momento me pareció inmerso en sentidos, si lo releo ahora seguro me resulta artificioso y redundante.
Te saludo desde la puerta imaginando los pasos que restan para atravesar la sala, el rechinar de la puerta y los sonidos de la escalera. En mi visión me esfuerzo por mantener el lugar y el orden de cada objeto. Te dejo cuando, imagino, cruzas el hall y encendés la estufa. ¿Cuánto falta para que te duermas? Quizá 20 o 30 minutos; lavarte los dientes, sacarte la ropa...Mientras tanto pienso en dormir siglos.

Si supiera como llegar a mi sin tener que viajar tantos kilómetros lo haría

Quedarme entera,
destrozar el lapso de tiempo visible
entre tu forma y el contenido.
Contar un cuento corto
y desplomar todas las intenciones
en una almohada, en un sueño o en tu pecho.

15

Sólo quedamos mi cuerpo y las macetas
en un carnaval sin tiempo
Seguimos el compás del silencio y jamás molestamos a los vecinos porque no tenemos.
Nos despertamos con los ronquidos de un reloj destartalado y soñamos siempre a deshora.
No tenemos calles donde desfilar pero bailamos todas las mañanas.
Cada vez entendemos menos de modales, para nosotras sólo existen las mañanas que
son eternas y el resto del día es excusa.

14

La historia poco clara de fragmentos inconfundibles.
No es una visión reciproca,
no me estás leyendo entre líneas
y yo tampoco.

No hay pureza o certeza que valga
contenidos, ni lineas, ni rectas, ni trayectorias, ni figuras, ni direcciones.
Contenidos y espacios blancos entre las líneas.

13

Un asesino a sueldo no puede acusar a un carnicero de asesino, ni un poeta a otro por utilizar metáforas. Por eso nos pusimos a trabajar de manera insaciable con mi amigo Iván, por amor y luego por necesidad asesino a sueldo de profesión, vegetariano y viejo amigo, en la jurisdicción de leyes y castigos.
El destrozaba hojas y yo inventaba sin parar letras, palabras y justificaciones morales para rellenar los nuevos espacios. Él, frenético, degollaba palabras y yo como loca perfeccionaba mis oraciones para que en su atropello no les matara el significado y me las dejara vacías.
Fue un mes arduo. Escribir, asesinar, reescribir, reformular, amenazar, validar, escribir.
Después de interesantes charlas en el descanso del almuerzo con Iván llegamos a la conclusión de que nuestras tareas no eran muy distintas, sólo que nos valíamos de distintos medios. También me di cuenta (y debí confesárselo) de lo indispensable  que me era alguien como él, los libros ya están muy llenos y sólo él sabe cómo hacer espacio.
Terminamos la tarea. Ahora te puedo acusar de lo que quiera, me ampara la ley y la seguridad de que en realidad mi profesión es otra.

12

Que raro que no se te dio por un colapso de letras
o un remolino de ideas,
a mi se me vino todo el diccionario encima
y no tuve tiempo de juntar todas las palabras.
Tengo mil cuentos inconclusos y todos empiezan igual
cuento con la ventaja de que la tinta se borra y da muerte a tanto embarazo no deseado.
Las bibliotecas ya no soportan más papeles.

11


Las palabras inundan mi lengua y ahí mueren
húmedas, sin destinatario.
No hay guerra ni paz en mi continente
hay una luna que me acompaña desde enero
y me espera todos los meses.

Terraplén (o relleno de consonantes)

Tuvimos dos hijos y naufragaron
conspiramos contra la felicidad
y nos salió bien,
ahora somos eternos.
discursivos
correctos
perfumados

9

Salgo a cazar
disparo certero
para hacerte sangrar
y no dejar ni un gramo de historia en vos
(para mi)

Discurso amoroso es:

encontrarme con vos bailando
en todas las horas
en todos los cafés.

Atentamente (claro que te estoy hablando desde un lugar todavía muy lejano a la humedad de tu barrio; me encantaría poder invitarte a mi casa, pero sólo tengo techos y hacer el amor ahí nos traería varios inconvenientes con los vecinos)

No le digas a nadie que volví, estoy escondida en el jardín desde hace dos meses. Vos no te das cuenta porque yo me levanto muy temprano, me baño en la fuente para los pajaritos, junto un par de nueces para el almuerzo y me subo al techo para tomar sol. Desde ahí escucho el despertador, la lucha de tu mano contra el borde de la cama para apagarlo y lo fuerte que apretujas las sábanas cuando hace frío y el desacobacharte se hace inminente.
Fue una sola vez y por descuido, se suponía que no iba a haber lugar a un encuentro entre nosotros. Estaba jugando a la payana con tal mala suerte que una piedrita se lanzó un clavado directo al café con leche que estaba sentado en la mesa de la terraza, mirándote la nariz, esperando ser consumido. Si bien el hecho fue sorpresivo y extraño, gracias a mi rapidez y a mi afinidad con el agua, logré esconderme en el tanque. No fue ahí cuando empezaste a sospechar...ni con mis ronquidos, mi condición de sonámbula, ni mi manía de acomodar las hojas del tilo en rombos.
Después de haber leído todos los libros de tu biblioteca y de pasearme desnuda con tu ropa cuando te ibas a trabajar me pareció que ya era necesario tomarme unas vacaciones; enseguida te diste cuenta de mi ausencia (y de mi antigua presencia).
Por supuesto que te envíe cartas con todo detalle de cada lugar que visitaba. Como se sucede la variedad de techos según cada país y su ubicación en relación al meridiano, cuanto me agradan esos calientes y mullidos, los empinados sólo aptos para aventureros o trapecistas y lo distintos que eran los que más se parecían al tuyo.
Claro que mi falta de desenvolvimiento social y tu desconocimiento total de mi dialecto hicieron imposible la llegada de los comunicados.
Creo que vuelvo en unas semanas, por estas zonas se termina el verano y ya extraño la primavera.
¿Ya habrá dado sus frutos el nogal?

6

Dicen que no sé llevarte, pero yo te hago el amor a escondidas y te festejo en cada esquina.

5

Me dí cuenta el otro día, haciéndole un nudo a tu bolsita para el pan, que habíamos llegado a un nivel de intimidad temeroso. Que sabía el truco para que funcione la cerradura del frente, chiflarle al gato cuando se sube a la mesada. Aprendí a ser cordial con las visitas y a esperar a que se sienten todos en la mesa para robar ensalada y mojar el pan en la fuente sólo a escondidas. Sé dónde se dejan las notas y en dónde están las lapiceras, que la azul no funciona y el resaltador está seco.
Junté un par de azaleas para adornar el florero, así lo único que resalta es la tinta azul
no la palabra
no la letra
Espero no olvidarme la ventana abierta y que por culpa del viento la nota caiga debajo de la heladera, que la agarre el gato y nunca la deje llegar; que lleguen las visitas y no haya mantel, que se consuman los modales ya sin uso y que las ensaladas no sean profanadas; que nadie sepa como destrabar la puerta del fondo y la casa se sienta encerrada...o peor! que la nota no se caiga y me veas acá sentada, esperando que termines de leerla para ver tu cara.

Hace un tiempo me dije para vos

(Podemos decir que hicimos un puente, que nos escapamos y en realidad estar escondidos debajo de la madre selva en el fondo)

Entre Ríos

Acá se bendice la mesa y se toman litros de vino,
los fantasmas brindan al ser recordados todo el tiempo
y el monte se expande cada vez más.

2

Antes formabas parte de mi casa. Cuesta soltar y encontrarse hermoso solo, empezar a poner ladrillos, plantar nuevos árboles, esperar a que la higuera de frutos y la enredadera ensordezca el alambrado. Encontré una casa nueva, abandonada hace un tiempo, donde se vive solo y bien lleno, donde se respira rico.
No sé si te harás viento o casa ajena. Ojalá sólo seas y respires rico, comas higos o simplemente riegues los verbos que más te gusten.
Yo me quedo siendo, no importa cual sea la casa.