Un verano entero después de una guerra de espadas se desata. Temporal de olas cálidas. Sólo las cúspides de las torres de esta ciudad desbandada refrescan. Un enjambre, una sucesión de bienvenidas. El otoño no espera, viene al final del llamado, a la caída del último fruto, con la piel de la ultima chicharra.