Mientras tanto

Cuanto silencio circunda nuestras distancias.
Somos aquello que queda,
el resabio de la fiesta familiar.
Un recuento siempre a destiempo,
sin acento;
el tiempo fuerte de la nada,
la coartada perfecta.
Un sinnúmero de esperas nos convoca,
como si la grama y su espesura
reemplazaran el abrazo debido.

20

Yo ya no soy norte de nada, soy lo que queda del sur de mi sur, un recoveco al costado de mi proyección. Los pájaros migran a un costado mio.
Nosotras, las que habitamos ese sur, sabemos esperar, gravitamos en el instante que va de un segundo a otro; y mientras tanto observamos. Para nosotras sólo existen las mañanas, que son eternas, y el resto del día es excusa. Seguimos a los pájaros al navegar, hacemos pie en el sur, el otro sur, con el bote anclado en esta orilla. Migramos en busca de las primaveras.
Nosotras también jugamos en el puerto y descargamos barcos, seducimos a las putas y nos enamoramos esporádicamente. Pero ante todo, esperamos.
Miramos para arriba y cuando ellos están a punto de atravesar la coordenada cero, cuando afilan los picos y extienden y proyectan sus alas...ahí los seguimos, directo a nuestro sur, donde el hielo es más cálido y el aire reconforta.
La gente del puerto ríe y saca amplios pañuelos para despedirnos. No hay nostalgia, no hay pertenencia, para ellos no existe otro sur.