número 11

Desde el este golpea el viento de lluvia, lo que trae de quién sabe que lago se filtra por el techo del baño.
Estamos situados.
El contexto es barato, colchón de desarraigo.
Los que no amamos nos estiramos perezosos.
Descansan las cabezas en la única almohada, rectángulo largo, duro, de espuma amarilla y tela descolorida.
Los pies se vuelven cálidos al tocar el nuevo lago que formó la lluvia en el piso frío del baño. Son primos hermanos del emplazamiento.
Adentro se filtra la excusa, gestando no amantes.

Octubre

Los cableados descienden por la vía de una ciudad a otra.
Nosotros somos enormes, envueltos en el caos de cobre.
La lluvia decide no mojar a los pintores flamencos, tan preocupados por el color.

Un músico recorta fragmentos que vibran en su cabeza para una nueva melodía.
La soledad decide llamar a la noche, bañar de rocío las plazas.
Yo decido terminar esto, salir por la calle adoquinada
y no tomarme ningún café.