Terraplén (o relleno de consonantes)

Tuvimos dos hijos y naufragaron
conspiramos contra la felicidad
y nos salió bien,
ahora somos eternos.
discursivos
correctos
perfumados

9

Salgo a cazar
disparo certero
para hacerte sangrar
y no dejar ni un gramo de historia en vos
(para mi)

Discurso amoroso es:

encontrarme con vos bailando
en todas las horas
en todos los cafés.

Atentamente (claro que te estoy hablando desde un lugar todavía muy lejano a la humedad de tu barrio; me encantaría poder invitarte a mi casa, pero sólo tengo techos y hacer el amor ahí nos traería varios inconvenientes con los vecinos)

No le digas a nadie que volví, estoy escondida en el jardín desde hace dos meses. Vos no te das cuenta porque yo me levanto muy temprano, me baño en la fuente para los pajaritos, junto un par de nueces para el almuerzo y me subo al techo para tomar sol. Desde ahí escucho el despertador, la lucha de tu mano contra el borde de la cama para apagarlo y lo fuerte que apretujas las sábanas cuando hace frío y el desacobacharte se hace inminente.
Fue una sola vez y por descuido, se suponía que no iba a haber lugar a un encuentro entre nosotros. Estaba jugando a la payana con tal mala suerte que una piedrita se lanzó un clavado directo al café con leche que estaba sentado en la mesa de la terraza, mirándote la nariz, esperando ser consumido. Si bien el hecho fue sorpresivo y extraño, gracias a mi rapidez y a mi afinidad con el agua, logré esconderme en el tanque. No fue ahí cuando empezaste a sospechar...ni con mis ronquidos, mi condición de sonámbula, ni mi manía de acomodar las hojas del tilo en rombos.
Después de haber leído todos los libros de tu biblioteca y de pasearme desnuda con tu ropa cuando te ibas a trabajar me pareció que ya era necesario tomarme unas vacaciones; enseguida te diste cuenta de mi ausencia (y de mi antigua presencia).
Por supuesto que te envíe cartas con todo detalle de cada lugar que visitaba. Como se sucede la variedad de techos según cada país y su ubicación en relación al meridiano, cuanto me agradan esos calientes y mullidos, los empinados sólo aptos para aventureros o trapecistas y lo distintos que eran los que más se parecían al tuyo.
Claro que mi falta de desenvolvimiento social y tu desconocimiento total de mi dialecto hicieron imposible la llegada de los comunicados.
Creo que vuelvo en unas semanas, por estas zonas se termina el verano y ya extraño la primavera.
¿Ya habrá dado sus frutos el nogal?