Fragmento

Que me conozcas desde lo chiquito, lo más débil.
El adorno le falta el respeto a las palabras
y ellas mismas son las que se quejan cuando les falta veracidad.
Tomá esto ahora, cuando todo es inconcluso
y no llegamos a los cinco minutos de danza.
Ahora, antes de que me des un beso y me cubras con tu pullover.
Ahora todo en ésta sonrisa.
antes de que nos bajemos del colectivo, abramos la puerta
y descubramos que hay gente que también nos estaba buscando,
nos rodee de amabilidad y no tengamos ninguna excusa
para volver a viajar.

Resilencia

Tenemos la costumbre de rememorarnos
sólo cuando estamos enfrentados,
la capacidad de reconstruir barrios enteros
con sus esquinas y cada no de sus habitantes.
(Si supiera que para bailar sólo tengo que desenredarme el pelo)
Disidentes.
Construimos sentido sobre las mismas sombras.
(Con la perspectiva entretenida de que me ponga el vestido y desnude mis pies)

Atizar la musculatura para producir espasmos.
Seguir profiriendo exclamaciones,
recursos caseros para desenlaces ínfimos.

Ida y vuelta de mi mano a la cintura.
Configurar un baile ambivalente,
multiplicidad de direcciones y sentidos.
Gravitar con la fuerza del peso.
Dibujar con tiza en el aire
para que se borre con la lluvia.
(el material sólido se derrite a altas temperaturas)

A efectos de nada por efecto de alguien.
Flotamos por un instante en el puente que va de un segundo a otro,
cristalizamos ahí las dudas,
las metemos en una bolsa de consorcio,
la sacamos a la calle antes de que pase el basurero
y superamos el asunto.


Esperá para decir:

Miró el complemento de las pirámides, las esfinges a tus mapas
y los dibujos de tu cuaderno de viaje.
No se preguntó donde guardás tus cosas
ni le interesó lo que había en las cajas,
ni siquiera las anécdotas familiares
y las inasistencias a los festines inconclusos.
Tampoco las declaraciones en prosa,
los puntos y las comas.

Preparó tus comidas,
ocupó todas las ausencias
para el sinfín de bienvenidas planeadas.
Descosió toda la ropa para que no
desaparezcan las costureras.
Puso al día los almanaques y esperó
hasta el último día, del último mes
para decir:
Cariño, Penélope murió.

22

Una galería colonial encierra el cuento que no escribí.
En el monte de frutales duermo entre los cítricos para despertar como el eucaliptos, sin nada de corteza.
Capaz comparta el eco de una canción cuando vuelva, una de esas que suenan desde ayer, que tienen olorcito a nostalgia  y se cocinan en los hornos a leña.
Capaz me resguarde en la alameda hasta que se acabe el viento.
Segurocapaz.
Me entrevero entre lo verde porque alguien dijo que tenía tiempo; y yo le contesté que si, sólo para venir hasta acá. Tenía razón.
Alguien me dijo: "Me encanta el silencio que dejás entre las palabras cuando cantás, el perfume de todas tus plantas; todo discurso, todos tus movimientos me recuerdan a algo viejo". Me replicó tantas cosas que le regalé una almohada y la siesta eterna en el sillón.
En definitiva Morir es una palabra en plural, contar con que vas a cuidar mis cosas, doblar mi ropa y hacer dormir mis libros.