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Tus ruidos salen de mi cartera, nacen del entramado de la tela e invaden la autopista atascada, el amontonamiento. A la gente no le molestaría si cantaras pero lo que se escucha no puede llamarse música. Sonidos entrecortados, alejados de toda escala, se meten sin prejuicio en los intersticios que dejan los brazos apoyados en los volantes, brazos que no retienen ninguna danza, brazos mudos.
De mi cartera vas brotando, sonido pelo sonido uña sonido fémur sonido estómago sonido pómulo sonido pliegue sonido párpado sonido pierna, sonidos que no conforman ningún cuerpo.
Cuanto molesta tu capacidad para inmiscuirte, para brotar e invadir. Que desastre de brazos muertos que no frenan el avance, que no te atrapan.
Sonido raíz sonido eco, y la autopista es una orquesta.